[Extensa] Prueba: Peugeot Rifter ¿vale la pena un coche moderno?



Este blog se conoce, o bueno, los habituales lo conocen porque hablamos de coches clásicos o historias del pasado. La impresión que tengo es que muchos de los amantes de los clásicos, denostan lo moderno con frases como "ya no se hacen coches como los de antes". Por mi parte, soy un gran apasionado de lo antiguo pero tampoco me cierro a lo nuevo. En resumen ¿Qué te gusten los coches de hoy te hace un mal aficionado a los coches clásicos?

Lo cierto a toda esta parrafada es que he probado las mieles de lo nuevo. Debo ser de las pocas personas que hasta ahora no había probado un coche posterior a 2010. Durante estas vacaciones veraniegas he podido probar una Peugeot Rifter con acabado GT Line y he acabado sorprendido. Ya verás si para bien o para mal.

Para poner en contexto. La Peugeot Rifter es un monovolumen derivado de una furgoneta comercial. Es hermana a su vez de la popular Citroën Berlingo y al pertenecer estos al Grupo Stellantis, tiene más derivados como la FIAT E-Dobló, Opel Combo o fuera de este grupo, la Toyota Proace City. No hay diferencias en ella más que en el frontal o que solo se ofrecen en versión eléctrica.

Lo primero de manejar una Peugeot Rifter es que no te va a costar encontrarla en un aparcamiento lleno de coches, ya que es un coche alto que ronda los 1,80 metros. También es bastante ancho (1.848 mm). Estéticamente, no hablaremos de gustos, pero se nota hasta cierto punto deportivo tratándose de una furgoneta. Ayudan sus plásticos que recorren la carrocería  y que tratan de dar la impresión todoterreno. Pero sobre todo ayudan sus llantas y sus anchos neumáticos. 


En cuanto al interior, una vez te adentrabas, notabas que estabas en una furgoneta. El puesto de conducción es bastante alto y la puerta es de grandes dimensiones. En cuanto al diseño de este interior, al ser Peugeot, incorporaba lo que ellos denominan i-Cockpit. ¿Qué diferencia esto de un interior normal al uso? Pues lo más destacable es que la información del cuadro no la consultas a través del aro del volante, sino por encima de él. 

Para ayudar a esto han incorporado un volante de pequeñas dimensiones. Para algunas personas esta manera de diseñar el habitáculo resulta molesta pero en un coche de este tipo en el que vas tan alto sentado la parte superior del volante nunca te va a molestar para leer el cuadro. 

A ninguno de los cuatro conductores, con estaturas entre el 1,70 y el 1,80m nos costó encontrar la posición de conducción adecuada. La regulación tanto del asiento, como de la columna de dirección, fue buena para todos.

En cuanto a calidades, todo eran plásticos duros pero no daban mala impresión. En esta versión un plástico color cobrizo daba la nota de color en ciertas zonas. Recubrimiento que por otra parte, hacía notar más el polvo. No percibí malos ajustes, aunque tampoco me molesté excesivamente en buscarlos. Tampoco se notaban grillos durante la conducción.

Lo destacable en un coche de este tipo es la cantidad de huecos portaobjetos que tiene. Tanto en las puertas, como en el salpicadero con una doble guantera o en la consola central, con un cubículo con tapa que guarda las pertenencias de miradas ajenas. A ambos lados están los dos reposabrazos plegables de las plazas delanteras. 

Protagonista de las plazas delanteras es su pantalla táctil desde donde podemos regular muchas funciones del coche. Por suerte, no todo es táctil, teniendo una la clásica ruleta para ajustar el volumen (también se puede hacer desde el volante, mi opción preferida) y en cuanto al aire acondicionado también se podía regular desde mandos físicos aunque si es verdad que para mi gusto quedaban demasiado abajo.

El freno de mano era eléctrico y el coche tenía de tomas USB tanto en la parte delantera como en la parte trasera, así como tomas de 12V. 



En cuanto a las plazas traseras, difícilmente nos va a faltar espacio. Podemos acceder a ellas desde dos puertas correderas, y yo, midiendo 1.80 metros de altura nunca sentí el techo cerca ni para acceder ni una vez iba sentado. Tras ambos asientos delanteros hay dos bandejas plegables, que para mi gusto son bastante útiles y bajo estas dos bolsas de tela, donde por ejemplo podemos poner el móvil, la cartera o que nos plazca. En el suelo, debajo de las alfombrillas también hay un pequeño espacio para guardar objetos. Es fácil vaciarse los bolsillos en las plazas traseras.

Los tres asientos traseros son independientes y cada uno de pliega de manera fácil. Tirando de una manecilla de tela podemos plegarlos sin hacer fuerza o contorsionismo. Que los asientos sean independientes es especialmente útil, ya que si queremos transportar un objeto largo podemos plegar cualquiera de ellos y seguir conservando cuatro plazas. En caso de querer abatirlos todos, la superficie que queda es totalmente plana. La banqueta, por su parte, no es corredera.

Antes de entrar a comentar el maletero, me gustaría entrar a un detalle en las plazas traseras que no me ha gustado. En esta versión probada las puertas traseras no tenían accionamiento eléctrico o mecánico para ayudar a cerrarlas. No sé si está disponible o por el contrario nunca estuvo esta opción. Hay que hacer bastante fuerza para cerrarlas. Dudo mucho que un niño accionar una de estas puertas.

En cuanto al maletero, en la configuración de cinco plazas, tiene una capacidad de 597 litros. En este viaje fuimos cuatro adultos con sus respectivos equipajes para una semana de vacaciones. No nos hizo falta quitar la bandeja para poder acomodarlo todo.

La luneta trasera es practicable por lo que podemos acceder al maletero sin abrir su enorme portón. Un buen detalle que nos es muy útil si aparcamos en sitios estrechos o si el bulto que queremos guardar es muy pequeño.


Pasemos a su conducción. Cuando conduces un vehículo derivado de una furgoneta comercial, no esperas grandes cosas.  En este caso me ha dejado gratamente sorprendido. En primer lugar, su posición de conducción, lejos de ser una desventaja el ir sentado tan alto me ha parecido todo lo contrario, incluso en ciudad.

La posición del asiento te concede la virtud de ir viendo todo a tu alrededor y no sentirte enclaustrado entre la enorme chapa que hay desde los pasos de rueda hasta las ventanillas. El capó va también bastante arriba por lo que una posición más baja nos dificultaría ajustarnos a sus dimensiones e incluso ver la carretera. Solo el grueso pilar A puede dificultar la visión.

¿En ciudad? Bastante manejable para ser un vehículo con cerca de dos metros de ancho y casi cuatro metros y medio de largo. Ayuda su minivolante y lo asistido de su dirección. La suavidad de su dirección fue una de las cosas que más me impactó al conducir la Rifter. En estos terrenos le podemos sacar partido al sistema Start&Stop que ni se hacía notar.

En carretera secundaria y autopista, la Peugeot es un coche que puede ir sobradamente a la velocidad de la vía e incluso superior. La unidad probada montaba el BlueHDi  (Diesel) de 131 caballos y 300 Nm de par. A pesar de ir siempre cargado con cuatro adultos en su interior nunca notamos con el coche muriese o que fuera falto de potencia. No era necesario ir jugando con los cambios para sacarle el máximo partido.

No percibí retraso en la entrada del turbo. Las seis marchas entraban con facilidad. Por otra parte, lo que más llamó la atención es el alto aplomo cuando se mantenían cruceros de unos 140 km/h o algo superiores. No  se percibía nada a través del aro del volante y esto provocaba una gran sensación de estabilidad . La sonoridad interior a esas velocidades no me pareció escandalosa. 

Eso sí, siendo un coche con una gran superficie frontal y lateral, la acción del viento se hacía notar, aunque para nada derivaba en movimientos extraños o peligrosos.

En carreteras de montaña, sí se hacía notar los balanceos de la carrocería si se forzaba a la Rifter. No es un coche para este tipo de terrenos, aunque si se puede ir a ritmos alegres sin que se sienta excesivamente desubicado. Si había subviraje lo podías notar a través de la dirección y ahuecando el pie del acelerador ya podías hacer entrar la Peugeot. Intuyo que también habría un trabajo silencioso de sistemas como el ESP y el control de tracción.

Las pistas de tierra, a priori no es su terreno, pero sí que en ningún momento desentonó tanto en caminos en buen estado como en otros más rotos. Eso sí, eran caminos en los que la tracción total no era necesaria. La altura superior de la Rifter y su acabado exterior en plástico ayudaba a afrontar con más confianza algunos caminos.

De consumos no puedo hablar, ya que el objetivo nunca fue hacer una prueba como tal y solamente disfrutar de las vacaciones llegando lo más rápido y seguro posible a los destinos. Aún así, no me pareció descabellado haciendo unos (a ojo) 600 kilómetros con un depósito casi lleno, eso sí, sin pisar apenas ciudad.

A destacar sus sistemas de ayuda a la conducción. Asistente de cambio involuntario de carril, detector de obstáculos delantero, reconocimiento de señales de trafico o cámara trasera, detector de ángulo muerto y estacionamiento lateral (entre otros que no estaban o no presté atención). Sin duda, equipamiento útil en el día a día y que enseguida se hace imprescindible


Conclusión. Más que hacer un repaso de todo lo escrito, me gustaría hacer una reflexión. Definitivamente nunca esperé que una furgoneta convertida en un monovolumen me gustara tanto. Cierto que es el primer coche moderno que conduzco en muchísimo tiempo y no tengo referencias con que comparar, pero esta Rifter me ha hecho mirar a la industria de otra manera más positiva.

Para diario tener todo estos tipos de seguridad activa, como el mantenimiento de carril o frenada automática de emergencia sin duda es un plus. Tener una red de seguridad en la que puedas confiar te aporta un nivel de confianza que un coche de hace 15 años no tiene.

Es una pena no poder poner en contexto esta prueba con otros vehículos, para así poder comparar aplomos, potencia o tecnología. Me he quedado con ganas de más. Si este buen sabor de boca te deja una Rifter, ¿Qué no podrá hacer un 508, por ejemplo?

Quizás debería plantearme hablar con algunos concesionarios...


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Comentarios

  1. En lo personal, me gustan los clásicos de una manera "externa". Aprecio estilo, diseño, y hasta soluciones mecánicas.
    Pero a la hora de manejar, mis prioridades son comodidad, facilidad, seguridad, insonoridad, climatización y audio. Y para eso, todo junto, nada mejor que un auto moderno.
    Si alguna vez tengo un clásico, va a ser para presumirlo en las concentraciones o pasándole un trapo los sábados por la tarde en la vereda de mi casa.
    Pero no para manejar.
    Me sorprende gratamente el diseño y facilidades de la Rifter (mido 1.65, espero llegar a los pedales).
    Lo único que me asusta de los "modernos" es ese concepto, también moderno, llamado "obsolescencia programada". Lo he experimentado en un VW que a partir de los 11 años, se le empezaron a romper hasta esas cosas que no podían romperse. Y yo todavía soy de la generación que pretendía comprar un auto por 20 o 30 años...

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    1. Opino igual que tú, creo que cada tipo de coche, nuevo o clásico tiene su espacio. No hace falta elegir, ni privarse de ambos mundos. Y no, no creo que te cueste llegar a los pedales, con la regulación en altura del asiento vas de sobras.

      Saludos!

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  2. Pues bueno... Sé bastante bien de lo que hablas, ya que en la familia hemos tenido un Citroën Berlingo HDI 100 CV durante año y medio. Y coincido en lo que comentas en tu prueba; un vehículo ideal para la familia o quien necesite espacio, que solamente tiene de furgoneta su aspecto estético (que no es feo) Incluso con el motor de 100 CV, y no el de 130, me pareció un vehículo redondo. Si tuviese que buscarle algún pero, mencionar el grueso pilar A (tal y como comentas también), el mando del control de crucero, la ausencia de sujeción lumbar de los asientos, y el excesivo balanceo de la carrocería a la hora de cruzar un badén. Por lo demás, me parecía una compra redonda.

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    1. Me alegro que mi opinión haya coincidido con la de un experimentado propietario. La verdad no pude probar nada los mandos satélites como el control de crucero, ni hizo falta ni supe ponerlo en marcha. Eso sí, no noté tanto balanceo en las suspensión. Más bien me pareció durilla.

      Sinceramente me parece un coche que para una familia, trabajador o persona que practique deporte es perfecta.

      Saludos!

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